Nunca había oído hablar de las doulas hasta que durante mi formación como matrona hablaron del “informe doula” en el que se denunciaba el intrusismo que estaban ejerciendo sobre las competencias de las matronas. Desde entonces, han pasado más de 15 años, ¡qué rápido pasa el tiempo! Pero eso es otra cuestión…
Por aquellos entonces me imaginaba a las doulas como una especie poco común camuflada de incógnito moviéndose en contra de la sociedad científica, hasta que conocí a las primeras en un curso en el que coincidimos varias sesiones. Fue en este momento cuando mi imagen mental se hizo tangible.
En primer lugar pedí perdón por mi escepticismo hacia su trabajo y en segundo lugar tuve que pedir perdón hablando en nombre del colectivo de matronas. En ese momento entendimos que la generalidad no se corresponde con la realidad, ni todas las matronas son “matrosarurias” ni todas las doulas son “brujas oportunistas”.
En mi humilde opinión el papel de las doulas tiene una raíz común en el saber y la práctica de la matrona. Ellas se han hecho lugar cuidando el acompañamiento de nuestras madres, una necesidad que tiene toda mujer en época de crianza. Quizás las políticas austeras en sanidad han hecho que las matronas trabajemos fundamentalmente dentro del paritorio pero quizás nuestra actitud como colectivo también ha contribuido a este hecho. Cada vez estamos más acostumbradas a la tecnificación y a los protocolos. Esto sumado a la presión asistencial hace que no podamos dedicar mucho tiempo a hablar con las gestantes y madres, lo que de otro modo, puede resultar cansado e incluso molesto para algunas matronas. Así que no neguemos la mayor ¿acaso las parejas de estas mujeres se sienten desplazadas por las doulas? Entonces ¿por qué a las matronas nos sienta tan mal que vengan acompañadas de sus doulas?
Hablando con algunas compañeras me he encontrado que la mayoría no conocen bien el papel de las doulas y las que han trabajado con ellas, no tienen inconveniente en trabajar con ellas, de hecho, les facilita su trabajo porque las ayuda en la contención y soporte emocional de la mujer en proceso de parto.
En cuanto al intrusismo que estas puedan ejercer, obviamente no cabe lugar. Son doulas no matronas, igual que un@ carnicero no es un@ charcuter@, así que cada jardinero a sus flores y todo lo demás está al margen de la ley y esto, las doulas también lo saben, porque aunque su formación no esté reglada, no quiere decir que no la tengan, conocen muy bien cuáles son sus competencias y cuáles no.
Ojo a las matronas, que con los recortes sanitarios públicos y nuestra actitud inamovible del paritorio otros profesionales nos comen la tostada ¡¡¡y estos no hacen intrusismo!!! De igual forma están ocupando espacios sobre los que tienen conocimientos y no están atendidos. Véase el ejemplo de los fisios y el suelo pélvico y no voy a seguir nombrando más por no herir sensibilidades… En definitiva, la práctica la ejerce quién puede legalmente pero además tiene los conocimientos, los medios y la motivación para hacerlo.
Entonces, si hay que hacer una acusación negligente, fácil, pongamos nombre y apellidos a quién lo lleve a cabo, pero por favor dejemos de mandar mensajes generalistas y alarmistas a través de las RRSS que lo único que hacen es encandilar un tema que ya huele a quemado. Porque ni todas las doulas son unas “brujas intrusistas” ni todas somos las matronas “matrosaurias”.
